El origami, tradicionalmente conocido como el arte japonés de plegar papel, ha pasado de ser una práctica cultural y estética a convertirse en un recurso valioso dentro de la psicología y la neuropsicología. Su sencillez aparente esconde un proceso complejo que involucra atención, creatividad, regulación emocional y funcionamiento cerebral integral.
La práctica del origami no solo ofrece beneficios estéticos o recreativos; también actúa sobre procesos psicológicos fundamentales. Su carácter estructurado y creativo lo convierte en una herramienta valiosa para trabajar emociones, cognición y habilidades sociales.
1. Regulación emocional y mindfulness
El origami promueve un estado de concentración plena. El enfoque en cada pliegue ayuda a reducir la rumiación, disminuir la ansiedad y generar una sensación de calma. Al sincronizar la respiración con el movimiento de las manos, la actividad activa respuestas fisiológicas del sistema parasimpático, lo que favorece la relajación y el bienestar emocional.
2. Desarrollo cognitivo y funciones ejecutivas
El proceso de plegado exige una secuencia ordenada de pasos, memoria de trabajo, atención sostenida y capacidad visoespacial. Estos componentes lo convierten en un ejercicio ideal para fortalecer funciones ejecutivas, habilidades importantes en niños, adultos y personas mayores. Su utilidad es especialmente relevante en intervenciones dirigidas a mejorar concentración, planificación y flexibilidad cognitiva.
3. Beneficios en psicoterapia y rehabilitación
En contextos terapéuticos, el origami se utiliza como complemento para mejorar la motricidad fina, favorecer la tolerancia a la frustración, potenciar la autoestima y promover la expresión simbólica. Muchas figuras pueden emplearse como metáforas en sesiones de arteterapia, facilitando la comunicación emocional y el insight personal.
4. El origami como actividad social
Más allá del ámbito individual, enseñar o compartir origami facilita la conexión interpersonal. Esta actividad fomenta la cooperación, la empatía y el sentido de pertenencia, factores estrechamente relacionados con el bienestar psicológico.
5. Perspectiva neuropsicológica
Desde la neuropsicología, el origami es especialmente interesante porque activa diversas regiones cerebrales simultáneamente:
- Lóbulo frontal: involucrado en la planificación, la organización de pasos y la resolución de problemas, esenciales para seguir secuencias complejas.
- Lóbulos parietales: responsables del procesamiento visoespacial, necesarios para anticipar cómo se transformará la hoja en una figura tridimensional.
- Circuitos de memoria de trabajo: que permiten mantener la información temporalmente mientras se realiza cada pliegue.
- Sistemas de regulación emocional: su práctica calmada favorece la activación del sistema parasimpático, reduciendo el estrés.
La combinación de atención, movimiento, creatividad y secuencias estructuradas estimula la neuroplasticidad, fortaleciendo conexiones entre áreas cognitivas y emocionales. De esta forma, el origami se convierte en una actividad integral que ejercita mente y cuerpo de manera armoniosa.
Psic. Andrea González
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