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Crecemos escuchando muchas veces que debemos esforzarnos por dar lo mejor, por ser los primeros, por estar a la altura de las necesidades dando un plus. Estos y muchos mensajes más que nos impulsan a salir de la zona de confort y estar a la vanguardia. Todo suena bien, pero ¿qué pasa cuando del esfuerzo natural y necesario podemos pasar a la sobre exigencia? que puede llevarnos a somatizaciones, debilitamiento, agotamiento, estrés u otros. En este artículo nos enfocaremos  en los límites que debemos considerar para no llegar a extremos.

Es claro que para conseguir logros en la vida debemos tener metas y alcanzarlas con esfuerzo, el mismo que provoca un mayor disfrute por la convicción de haber alcanzado aquello que se tenía en mente. Es precisamente el disfrute una condición que no se debe perder de la mira, pues se trata de una necesidad tan útil en la vida como el esfuerzo mismo.  Biológicamente necesitamos  de hormonas relacionadas con la felicidad, el bienestar, el placer, la relajación y el alivio del dolor físico y emocional, por lo tanto, que nos hace pensar que  ¿periodos largos sin recompensa, van a dar buenos resultados?.

Un equilibrio para el logro  requiere de lo siguiente:

1- Buen estado de salud, importante sobre todo para cualquier inicio de actividades, y para la oportunidad de tolerar los esfuerzos.

2- Alimentación balanceada rica en frutas, líquidos, carbohidratos, vitaminas y proteínas, una alimentación saturada en grasa y/o harinas con poca actividad física a la larga disminuirá el desempeño.

3- Distribución de metas escalables y alcanzables de manera objetiva, así el logro de cada meta, por más pequeña que sea, aumentará a la motivación y la energía.

4- Descansar el tiempo suficiente según el requerimiento de cada persona, entre 6 a 8 horas de sueño, servirá para reparar el agotamiento y permitir el descanso, un cuerpo sin descanso no resultará eficiente y mucho menos eficaz, repercutiendo en el estado emocional.

5- Por más presión que se haga sobre una actividad, sin recompensas satisfactorias con oportunidades de disfrute, placer, bienestar o relajación, se perderá el sentido del esfuerzo.

Finalmente,  debemos tener claro que biológicamente tenemos un límite, no obstante la motivación se alimenta de logros, del equilibrio entre el placer, la felicidad y la satisfacción, que unidas a situaciones de relajación resultan tan necesarias como la intensión que motivó el esfuerzo inicial. La sobre exigencia más allá de lo permitido, se manifestará en la única forma  que nuestro cuerpo tiene para hablar: a través de las enfermedades, escuchemos mejor a nuestro cuerpo comprendiendo el mensaje que nos da.


Lic. Sarela Quiroz
Psicoterapeuta
Yo Puedo psicología Integral.
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