Se escuchó ya bastante sobre las diferencias y deterioros que se intensificaron tras la convivencia en cuarentena que llevó a muchas parejas a culminar con una ruptura, terminar por darse cuenta que la relación quizá hace mucho ya no resultaba funcional para ninguno de los dos. Otras parejas se vieron afectadas por la pérdida de uno de ellos, situación que afectó tremendamente no solo la relación, si no también a la familia, aprender a vivir con el vacío de quien ya no está, es sin duda una etapa difícil de duelo por el que lamentablemente muchas parejas y familias tuvieron que pasar. No obstante, aún cuando los miembros de la pareja puedan haber superado el encierro de la cuarentena, la distancia o la convivencia 24 por 7, sobrevivir esta etapa no necesariamente garantiza una relación funcional y muchas veces, en una fecha como esta, uno de los muertos puede ser un matrimonio, una relación que se resistía a morir, pero cual enfermedad terminal, llegaría a su fin para poder liberar del dolor y el sufrimiento a la pareja.
Muchas veces se cree que porque la pareja no discute o no la vemos llorando por los rincones todo está bien, sin embargo a veces el silencio estaría reflejando la desesperanza aprendida, el temor a lo desconocido, a salir de la zona de confort, lo que conllevaría a reiniciar un camino nuevo en búsqueda del verdadero amor, el amor a uno mismo, ese amor que no miente, que acepta, que busca mejorar, ese amor que nunca se olvida de sí mismo, que aún amando no se deja de lado.
Amar es un sentimiento vulnerable ante la carencia de expresiones, de expectativas propias y del otro, por lo tanto, una vez terminada la etapa del enamoramiento, requiere de dedicación, atenciones, de la reciprocidad o cuando menos correspondencia para que pueda mantenerse en condiciones emocionalmente saludables. Es importante reconocer cuando la relación se está vulnerabilizando para poder intervenir antes que llegue a cuidados intensivos y termine con un fatal desenlace.
Es posible que se observen algunos de los siguientes indicadores en la relación de pareja vulnerable:
1- Empezar a sentir que la pareja impide el cumplimiento de algunos sueños.
2- Hacer planes para viajar o salidas en las que sería más divertido si la pareja no está.
3- La comunicación se vuelve trivial tocando temas generales alejados de la implicancia personal.
4- Los silencios pueden empezar a resultar incómodos.
5- Las actividades personales empiezan a aumentar y disminuyen las actividades en pareja.
6- Los intereses en los tiempos libres difieren entre ambos.
7- Asumes que tu pareja te ama y no se fijará en nadie más, dando por echo que te aceptará porque tú siempre fuiste así y punto.
8- Una y otra vez ocurren las mismas situaciones que pueden generar malestar en el otro a pesar de haber hablado sobre ello.
9- Se dejan de hacer planes futuros, cada día llega y se va sin objetivos en común.
Si identificas algunos de estos indicadores dentro de tu relación, pues es hora de hacer algo diferente y quizá replantear hacia donde quieren llegar juntos o si en realidad quieren ir juntos a algún lado, pues bajo esas condiciones es probable que la relación llegue a su fin por una variable externa que solo tendrá lugar por el gran espacio que se está generando en la pareja. Si tu relación tiene muchas variables a favor y consideras que quizá no te estabas dando cuenta, es momento de hacer algo diferente, salir de la rutina, planificar algunas salidas visitando aquellos lugares que ambos disfrutaban, darse un espacio el uno para el otro etc. Si tu relación aún está viva, no la dejes morir, pero si en realidad hace tiempo está desahuciada, quizá sea momento de aceptar que se termina, y con ella empezará el duelo para finalmente iniciar nuevos tiempos.
Lic. Sarela Quiroz
Psicoterapeuta
Yo Puedo psicología Integral.
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