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En la actualidad, las redes sociales nos muestran con frecuencia contenidos sobre el éxito, perfección y grandeza de quienes se muestran “exitosos”  ya sean personas de nuestro entorno cercano o figuras del medio. Es inevitable realizar comparaciones, principalmente si pertenecen al mismo grupo de edades, ámbito laboral, entorno académico, etc. 

Como seres humanos somos emocionales, sociales y vulnerables a las expectativas y exigencias del entorno, la necesidad de ser aceptado o encajar en el grupo, lleva a muchos a anhelar ser aceptados, reconocidos y porqué no, admirados por los demás, de no alcanzar ello llevaría a no sentirse satisfecho consigo mismo. El éxito deja de ser una condición de logro y bienestar para convertirse en una condición de vida llena de triunfos con grandes desarrollos, belleza, inteligencia, destrezas, habilidades sociales, etc. El objetivo pasó de ser el desarrollo personal y el logro de metas individuales para convertirse en alcanzar “la perfección” en cada cosa que haga y por ende ser validado por ello.

Dentro de las habilidades o competencias de una persona, aún se considera al perfeccionismo como una virtud  y no como un defecto. En la medida que el perfeccionismo se normalice sin ser visto como una exigencia causante de sufrimiento, podría  llegar al extremo y convertirse en una limitación paralizante, donde evidentemente, quien no es perfecto o no reúne las condiciones apreciadas, pudiera llegar a desarrollar un cuadro en el que el autoconcepto está basado en la concepción de no ser lo suficientemente perfecto en lo que hace y con e tiempo desencadenar un cuadro de atelofobia. 

La atelofobia, es una fobia específica, un miedo desproporcionado con ansiedad elevada frente a la idea de no alcanzar la perfección, manteniendo un rechazo ante lo imperfecto con sufrimiento que llega a paralizar a la persona agudizando más la situación de quien padece de atelofobia.

Las posibles causas para el desarrollo de esta fobia podría recaer en lo siguiente:

  • Rasgo de personalidad asociado a la inflexibilidad y autoexigencia.
  • Experiencias traumáticas relacionadas con la imperfección, llevando al sujeto a la necesidad de no cometer errores para evitar el sufrimiento.
  • Rigidez y exigencia excesiva, manifestada en una crianza autoritaria por las figuras parentales que produjeron creencias de perfeccionismo como factor seguro para la eficiencia. 
  • Desconfianza e inseguridad en uno mismo, incluso cierto rechazo siendo motivo suficiente para optar por la constante búsqueda de la versión perfecta. 

Existe una diferencia entre atelofobia y perfeccionismo; la primera es más que plantearse altos estándares, por lo que llega a paralizar y bloquear el esfuerzo que se realiza en lugar de motivar. Los perfeccionistas suelen responder a la ansiedad con la hiperproductividad, así se crea una autoimagen de suficiencia, a diferencia de las personas con atelofobia que eligen la inacción para evitar posibles errores o fracasos. 

En caso no se trabajen los miedos irracionales que invalidan las emociones, se desarrollarán  sentimientos de frustración, ansiedad y baja autoestima a consecuencia de la creencia de nunca llegar a ser “suficiente”, lo que podría ocasionar un agotamiento tanto físico como emocional, que sin una intervención adecuada, podría  llegar a desarrollar una sintomatología depresiva».


Psic. Ana Dextre  
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