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El cerebro de un bebé se va construyendo en el tiempo, desde el embarazo hasta la adultez temprana, por ello, necesita de buenos cimientos. Los ocho primeros años serán claves para construir una buena base para el aprendizaje a futuro, la salud y el éxito en la vida. En los primeros años, lo que los padres hacen o dejan de hacer con sus hijos puede tener un gran impacto en la salud mental de estos. Pero, ¿cómo se relaciona nuestro comportamiento con el desarrollo del cerebro de nuestros hijos y qué podemos hacer para que se desarrolle de la mejor manera?
En primer lugar, es importante mencionar que para que el cerebro de un bebé pueda crecer apropiadamente, este debe ser protegido de enfermedades y otros riesgos. Por ello, es necesario el cuidado desde el embarazo, con una buena dieta, ácido fólico y las vacunas respectivas, ya que ello ayudará a que el bebé tenga un sistema nervioso sano, así como una barrera hacia infecciones que podrían causar daño directamente al cerebro.
Un bebé nacerá con billones de neuronas, las cuales se conectarán haciendo sinapsis. La red que formarán estas distintas conexiones serán las que finalmente determinen cómo un niño piensa y actúa. Además, es importante señalar que estas conexiones se irán creando y fortaleciendo con y a través de las distintas experiencias de vida, así como se irán desechando aquellas que no tengan uso. Como vemos, los primeros años serán de suma importancia, ya que el crecimiento del cerebro estará afectado, además, por las experiencias que el bebé tenga con otras personas y con el entorno. En este sentido, el papel de los padres cumplirá un rol esencial. Los niños crecen, se desarrollan y aprenden mejor cuando se encuentran dentro de un ambiente seguro, sin pasar por periodos de estrés prolongados y con oportunidades para jugar y explorar, sobre todo dentro de los dos primeros años.
Un estilo parental democrático y una crianza respetuosa contribuirán mucho al buen desarrollo del niño en la infancia temprana; por ello, es importante tener en cuenta el tipo de vínculo que formamos con nuestros hijos. Por ejemplo, si un padre cuida adecuadamente a su pequeño, respondiendo asertivamente a sus necesidades y brindándole siempre cariño, su cerebro formará estás conexiones asociadas a cuidado y amor y se irán fortaleciendo con el tiempo. Por el contrario, si un niño sólo recibe castigos y no ve sus necesidades cubiertas, se formarán otras conexiones, dejando de lado aquellas relacionadas al cuidado y el amor. Así, el niño irá creciendo sin la comprensión necesaria para crear relaciones sanas y significativas en su futuro.
Entonces, ¿qué más podemos hacer para generar un buen desarrollo del cerebro?
Si tiene un bebé en casa, responda a sus necesidades de manera asertiva, amorosa y consistente. Además, permítale explorar su entorno, recuerde que el juego es aprendizaje.
Si tiene pequeños entre 1 y 3 años, utilice canciones que tengan acciones, juegos de roles o simbólicos “como si”, jueguen con los colores, bloques, juguetes convencionales u otros.
El desarrollo del lenguaje es una parte importante del desarrollo cognitivo, por ello, utilice cuentos para fomentar el desarrollo de éste y de sus habilidades comunicativas. Repita los libros, ello ayudará a conectar las palabras con las imágenes.
La estimulación temprana también es importante para el desarrollo cognitivo, ya que ha demostrado generar beneficios a largo plazo para el desarrollo del niño.

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Psic. Andrea Tejeda
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