La crianza de los hijos es un compromiso enriquecedor para los padres, quienes aspiran a brindarles lo esencial para su desarrollo. En este sentido, la familia desempeña un papel fundamental al proporcionar un entorno donde los niños forjan sus primeras relaciones y aprenden a navegar el mundo que los rodea.
Durante su crecimiento, los niños necesitan dirección para asimilar sus logros y errores, convirtiendo estas experiencias en aprendizajes para moldear su comportamiento. En este contexto, las críticas se convierten en una herramienta parental para guiar y afrontar situaciones. Sin embargo, no todas las críticas son creadas igual. La inclusión de críticas negativas en la crianza puede ser perjudicial, ya que constantes observaciones negativas pueden llevar al niño a desconectarse, esto es un mecanismo de autoprotección que reduce la incomodidad emocional. Este comportamiento, aunque defensivo, puede tener repercusiones en el desarrollo cerebral del niño, obstaculizando la formación de conexiones esenciales para procesar emociones.
La dificultad para discernir emociones puede impactar las relaciones interpersonales a medida que crecen y, a largo plazo, aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. En contraposición, es crucial priorizar críticas constructivas sobre negativas. Para lograrlo, aquí hay algunas pautas:
- Empatía antes de crítica: Invita a los niños a compartir su versión de los hechos antes de emitir críticas. Escuchar con atención y empatía allana el camino para críticas más constructivas.
- Especificar el problema: Enfoca la crítica en el problema real de manera concreta. Evita etiquetas que podrían afectar la autoestima del niño.
- Encuentra soluciones juntos: Impulsa la participación del niño en la búsqueda de soluciones. Guiarlos a trazar su propio camino promueve la responsabilidad.
- Refuerza con positividad: Si bien es importante corregir, también lo es elogiar y apoyar. Evita centrarte únicamente en expectativas y permíteles ser ellos mismos.
Cultivar un entorno de apoyo y comunicación puede influir positivamente en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Al equilibrar las críticas con elogios y asegurando que las críticas sean constructivas, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades emocionales sólidas y relaciones saludables a lo largo de su vida.
Psic. Ana Dextre
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