Es indiscutible el remolino de emociones y pensamientos continuos que se pueden proyectar en relación al fallecimiento de un ser tan querido como una mascota. Los padres tienen un rol importante en esta situación, sobre todo al momento de comunicar tal pérdida a los más pequeños de la casa. Se debe tomar en cuenta la edad del menor, ya que en función de ello está determinado el nivel de comprensión de esta situación así como las dudas, miedos y la manifestación y expresión del dolor ante la noticia.
Para los niños el concepto de muerte está relacionado con la ausencia y el aceptar que ese ser no estará más, el concepto de muerte como dolor está más relacionado a las experiencias que pueden haber vivido los padres y en consecuencia ser un modelo. Aceptar la ausencia podría ser más fácil de digerir si no se le añade sufrimiento, no obstante, asumir la muerte de una mascota no será igual para un púber o un adolescente, más aún cuando la mascota era un miembro de la familia que compartió gran parte de la vida de nuestros hijos.
Frecuentemente, se cree que a los niños no les afecta mucho la pérdida de una mascota, debido a que juegan como siempre después de poco tiempo. Es imprescindible conocer que los niños no suelen mantenerse por un periodo largo en el mismo estado emocional, es decir, pueden sentirse tristes durante un tiempo corto, luego se distraen jugando y vuelven a sentirse tristes, su estado emocional fluctúa alternando sus emociones. A diferencia de una persona adulta, que puede estar triste por mayor tiempo cuando se enfrenta a una situación dolorosa. Por ello, podemos creer que los niños no están viviendo su duelo, pero la realidad es otra, ya que llevan el duelo de diferente manera y con los pocos recursos que presenta.
Es necesario que los padres, busquen el momento adecuado para hablar con los hijos, suavizar las palabras, dedicar tiempo de conversación, siendo sinceros con lo que se va a decir, validando el sentir de lo que está experimentando el niño (usualmente tristeza) , permitir la expresión y acompañar en el dolor de la forma que se requiera para pasar por el proceso normal de duelo e ir procesando la pérdida.
El duelo es un proceso difícil de enfrentar, sin embargo, es importante que todos los miembros de la familia puedan tener contención y evitar desviar la conversación para no hablar del tema o creer que brindándoles información falsa, podemos protegerlos del dolor. Contrario a lo que se piensa, ocultar o crear historias falsas podría generar desconfianza en el vínculo familiar.
Por otro lado, un punto importante es que durante la etapa de duelo se hable de la mascota con cierta frecuencia y mucho amor. Los niños deben comprender que, el dolor pasará en algún momento, las vivencias de felicidad con la mascota se perpetúan para siempre en los recuerdos. Finalmente, cuando se haya cerrado el duelo y llegue el momento oportuno, y se podrá considerar adoptar una nueva mascota, sin identificarlo como un reemplazo al anterior, por el contrario, como una nueva oportunidad de darle un hogar y familia a otro animal que lo necesita.
Debemos tener mucho cuidado en no intentar evitar el dolor del niño trayendo de inmediato una mascota para que se olviden de la anterior y no sientan la tristeza ni el dolor de la pérdida, lejos de ayudar solo enseñará al menor a evitar el dolor y a no generar recursos futuros de afrontamiento antes situaciones dolorosas.
Psic. Ana Dextre
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