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La familia es denominada el núcleo de la sociedad, la unidad fundamental de la que se desprenden los seres que conforman esta sociedad, para muchos suele ser el grupo sagrado, el patrón de crianza y valores se aprendieron de ella, el amor, la responsabilidad, la solidaridad y los límites suelen ser condiciones que se formaron en su interior. Sabemos que no todo es perfecto, pero existen situaciones que pueden debilitar la estructura y fortaleza familiar:

  • Preferencias por alguno de los hijos: Esto puede llevar a rivalidades permanentes y distanciamientos que sin duda afectarán el vínculo fraterno y distanciamiento hacia alguno de los padres, a veces las características o condiciones especiales de alguno de los hijos hace que sin darse cuenta, los padres o uno de ellos, ofrezcan  mayor atención, podría ser por fragilidad y por afinidad, al final el resultado marca una distancia en la que el hijo menos favorecido se siente desplazado, poco querido o no reconocido pudiendo presentar una aparente independencia o dureza por un lado o una extrema susceptibilidad y vulnerabilidad por el otro, todo dependerá de las características del temperamento del niño.
  • Desautorización entre los padres: Esta es una situación muy frecuente que se presenta a menudo cuando existen diferentes estilos de crianza, lo que dejaría entrever una dificultad en la comunicación y la creencia que sólo uno de los padre es el dueño de la razón, así la competitividad y descalificación se convierte en un estilo de interacción que modelaría también el comportamiento de los hijos. Algunos logran sacar ventaja a las diferencias acudiendo al padre que podría ayudar al menor a conseguir lo que desea generándose así una nueva razón para la discusión en familia.
  • Invasión de espacios: Cada miembro ocupa un lugar en casa, por lo tanto ese espacio debe ser respetado y no trasgredido por los demás, así podemos tener desde la cama, la habitación, el lugar en la mesa, el escritorio de trabajo etc. Es cierto que en una familia debe haber espacios compartidos y deben ser identificados, pero cuando los espacios personales no se limitan y respetan se presenta una especie de anulación del otro. El respeto de los espacios personales debe mantenerse ya sea entre los hermanos, los hijos hacia los padres y de los padres hacia los hijos. Meterse a la cama de los padres y quedarse ahí siendo el padre o la madre quien se vaya de su propia cama, o llevar a la visita al cuarto de los niños son ejemplos típicos de la invasión de espacios que hay que cuidar.
  • Falta de independencia familiar: Nos referimos a que cada pareja forma una familia, está bien visitar a los abuelos y demás, sin embargo, cuando las visitas de los fines de semana se convierten en una obligación, y con ella todos los eventos relacionados con el descanso, se evidencia una dependencia hacia la familia de origen que podría llegar a agotar al resto de los miembros. Es necesario que esta nueva familia logre integrarse y organizar espacios de entretenimiento, así como la elección de sus propias costumbres, las mismas que serán transmitidas a los hijos.
  • Comparaciones entre familias de origen: Por lo general las comparaciones van de la mano con las descalificaciones y afirmaciones que la familia de origen de quien descalifica sería la mejor. Esto naturalmente generaría conflictos mayores.

Finalmente, la familia está compuesta por personas con las que se establece un vínculo estrecho de afecto perdurable a través de los años, son el grupo referente del que todos salimos hacia el mundo, conservarla y desarrollarla de manera funcional nos permitirá generar estrategias para formar nuevos hogares saludables de donde saldrán hijos hacia el mundo.


Lic. Sarela Quiroz C.
Psicóloga Psicoterapeuta