Quizá te suene familiar esta frase, muchas veces solemos pedir a los otros que hagan algunas cosas que nos gustaría ver o recibir, pues se trata de expectativas que ponemos en las personas que nos interesan, donde de alguna forma esperamos que el interés o amor que puedan sentir por nosotros, logre que ellos hagan cosas que no sienten o no les nace, no obstante, podemos invertir mucho tiempo esperando que la otra persona sea como esperamos y no nos detenemos a observar y respetar como es realmente la otra persona.
En los intentos que la otra persona haga algunas cosas por nosotros, estamos mostrando una negativa a la aceptación de esa persona, es decir, de cómo piensa, cómo actúa y cómo realmente es. De lo que se trata es de un intento de manipulación inconsciente en donde ponemos a prueba el verdadero interés de la otra persona bajo la premisa que haga lo que estamos esperando, y claro, se supone que lo haría “por amor”, porque “una persona que nos quiere hace lo que sea para hacernos felices”.
En una relación de pareja o en un vínculo entre dos personas es importante destacar que cada persona llega con lo que trae de su historia personal, sus costumbres, hábitos, intereses y expectativas, sin embargo, por alguna razón, aprendimos que amar es complacer al otro y que quien nos ama debe hacer lo que queremos, cómo lo queremos y cuando lo queremos, nada más neurótico y disfuncional que eso. Amar implica respeto a uno mismo y al otro, entendiendo cómo es cada uno y si discrepamos con ello, evaluar qué tan importante es en nuestra vida, y si lo podremos manejar dentro de la proximidad y relación que se diera.
Es importante tener claro que, si queremos algo, debemos ser nosotros los que hagamos el esfuerzo por conseguirlo, el condicionamiento hacia el otro, resulta a la larga una manera sutil de manipular y muchas veces descalificar. No obstante, sí existen oportunidades en que quizá nos podamos sentir tentados a hacer algo para agradar a la otra persona: pareja, amig@, heman@, padres, etc. Sin embargo, si alguien de nuestro entorno decide hacer algo que nos gusta o nos favorece, será por iniciativa e interés en hacer aquello bajo su propia convicción y bajo su propia responsabilidad, de esta forma, podemos entender que las personas hacen las cosas por convicción, motivados quizá por un tercero, pero bajo su propia iniciativa.
Cuando quieras algo intenta primero hacerlo para ti, luego explica que te interesa haciéndote cargo tú, si es de interés del otro complacerte, será desde su propia motivación, no como un acto de amor bajo un condicionamiento, sino desde el deseo de querer hacerlo.
Lic. Sarela Quiroz
Psicóloga Psicoterapeuta
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