Estamos a puertas de terminar el año, terminar con el estrés de los regalos, el tráfico, las cenas, reuniones, largas colas, y sobre todo, la gran demanda de felicidad, unión y amor familiar. No cabe duda que claramente la unión y el amor familiar o en pareja, suele estar asociado a satisfacción personal y por ende lo que se conoce como felicidad, sin embargo, puede resultar ser también una fecha bastante difícil para quienes no tienen ese privilegio.
Es emocionalmente complejo para quienes tuvieron una pérdida o simplemente no tienen el privilegio de tener una familia integrada con la que se pueda contar en estas fechas, no obstante, es posible aún así, tener la oportunidad de estar bien, quizá no de disfrutar, pero tampoco de estar mal.
Algo que debemos aprender en la vida es que frente a aquello que escapa de nuestras manos y que posiblemente no tenga remedio, dar vueltas cuestionando, e incluso maldiciendo, puede causar mayor daño que la propia circunstancia en sí. Tratar de negar, evitar o no aceptar lo difícil que nos tocó vivir puede ser una forma de mantenernos atados a aquellas circunstancias difíciles que lejos del daño que pudieron ocasionarnos, se convierten en una eterna tortura, no por la magnitud de lo que son o fueron en realidad, si no por lo que representan o la manera en cómo las vivimos. En otras palabras, “las cosas nos dañan más por la forma en cómo las enfrentamos, que por lo doloroso que puede ser en realidad”. quizá no podamos evitar el dolor, pero sí hacerlo más o menos intenso, hay momentos y circunstancias que serán difíciles, pero no vamos a poder evitarlas, quizá prepararnos para estar lo más dispuestos pueda ayudar, no a quitar el dolor, si no a no hacerlo eterno ni tan profundo.
En todo momento de la vida, y eso incluye a diciembre, podemos tener momentos de disfrute, momentos de reflexión, momentos de soledad, momentos de dolor, de amargura, de decepción, etc. No nacemos para ser felices ni infelices, nacemos para vivir y con ello experimentar diferentes momentos de los que podremos aprender, disfrutar y reflexionar, momentos para superar, momentos para detenernos, momentos para actuar, etc. La vida está llena de matices y diciembre no solo tiene matices alegres, entonces, tomarse un momento para ver qué podemos hacer para estar mejor, sabiendo que la vida es como es, no como quisiéramos que sea, nos podrá ayudar a pasar mejor ese momento. Tenemos derecho a estar bien, pero también tenemos derecho a estar mal, las fechas no dirigen nuestras emociones, seamos libres de experimentar emociones sin culpa ni remordimientos.
Lic. Sarela Quiroz
Psicóloga Psicoterapeuta
991 988772 / 965 703600