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Cuando pienso en los miedos que tienen las personas mayores, me pongo a pensar en mi abuela, ella había sido toda su vida una persona trabajadora, fuerte, independiente y cuando llegó a la vejez poco a poco fue perdiendo todo aquello que la caracterizaba, hasta que se volvió dependiente de otras personas en la casa, todos tratábamos de estar presente para cuidar de ella, para hacerla sentir cómoda, pero cuando por alguna razón se quedaba sola, la encontrábamos llorando y decía: “Pensé que me iban a dejar” o cuando en la noche, acostada en su cuarto, iba a despedirme, dándole un beso y deseándole buenas noches, me sujetaba de la mano fuerte y me decía con voz temblorosa: “Gracias hija que Dios te bendiga” y era algo que me conmovía porque podía notar en sus ojos y en la forma en que lo decía,  un inmenso agradecimiento, como si ese pequeño gesto, lo significará todo, como si creyera que en algún momento no estaríamos ahí para cuidarla o simplemente que se quedaría sola; ya han pasado muchos años desde que se fue,  pero cuando pienso en esas reacciones, pienso que a pesar de ser tan amada en nuestra familia, ella se sentía vulnerable, frágil y en algunas ocasiones con miedo.

Te has puesto a pensar en qué miedos pueden tener las personas mayores, muchos de nosotros vemos a nuestros padres o abuelos como personas fuertes, que han superado muchos obstáculos a lo largo de sus vidas, que creemos que son capaces de manejar cualquier situación, así que, ni se nos ocurre pensar en la posibilidad de que puedan tener MIEDO, muchas personas mayores no  expresan sus miedos, ya que no quieren preocupar a sus  hijos, no quieren molestar y menos ser una carga, viven sus miedos y preocupaciones en silencio y soledad.

Por lo tanto, es vital que podamos tomarnos el tiempo para conversar con ellos, dándoles la oportunidad de abrirse y compartir su mundo interior, tratando de descubrir el origen de los posibles temores y a su vez brindarles la calma y el soporte emocional que necesitan.

Los miedos más comunes

  • Hacerse conscientes de la pérdida paulatina de sus capacidades físicas y mentales.
  • Sentirse vulnerable por el hecho de no poseer el control de su cuerpo o de hacerse cada vez más dependientes de las personas de su familia.
  • Darse cuenta que las personas que los acompañaron a lo largo de sus vidas, parejas, amigos se van yendo poco a poco.
  • La partida de los hijos, el poco tiempo que comparten con sus nietos, la reducida movilidad y la falta de grupos de apoyo hace que el tiempo lo dediquen a pensar más en la pérdida e incluso en la propia muerte.

¿Cómo podemos ayudarlos a calmar sus miedos

  • Tomar tiempo para conversar con ellos, escucharlos, abrazarlos y ser conscientes que ellos necesitan de nosotros.
  • Hacerlos participes de la dinámica familiar, escuchar sus opiniones, sugerencias sobre temas del hogar, darles un papel relevante.
  • Preparar con ellos una rutina en la que puedan tener una variedad de actividades, si es que son independientes que tengan una pequeña responsabilidad o hábito los ayudará a mantener su mente ocupada y apartar pensamientos negativos.
  • Escuchémoslos y hagamos preguntas, sobre lo que les gusta, películas, hobbies, música, experiencias y demás, hay que estimularlos ya que en sus respuestas podemos identificar actividades que se pueden incorporar a su rutina y que disfruten.
  • Las personas mayores no son niños, son personas sabias, pero no por ello son invencibles a los miedos.
  •  Tener paciencia y comprensión, pueden ayudar a superar muchos de estos miedos.



Lic. Psic. Rosa Tenazoa Ronceros
Psicóloga – Psicoterapeuta