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Entendemos que los momentos iniciales del duelo son complicados y agotadores para el ser humano. Percibir algo positivo de la vida en esta etapa sin duda, es una tarea que tomaría algo de tiempo, específicamente para aprender a aceptar y luego gestionar mejor las emociones y aceptar los pensamientos solo como lo que son, pensamientos y no realidades. Al terminar este proceso de acpetación, es posible recién tomar las cosas con calma y quizá ver la situación como una oportunidad para aprender, crecer y fortalecernos.

Las reacciones emocionales que dirigen a la persona durante el proceso de la separación pueden ser diversas, involucrando a varios factores como la causa de la ruptura de la relación, estabilidad de la pareja, red de apoyo durante el proceso entre otras. Por ello, las emociones o sentimientos que experimenta la persona, que finaliza la relación; es habitual observar miedo, dudas, alivio y/o culpabilidad. Por otro lado, la persona que recepcionó la petición, tiende a experimentar  reacciones de incredulidad, negación, traición, sentimiento de culpa al creer que su rol como pareja fue insuficiente, baja autoestima y pérdida de seguridad. Los escenarios que enfrentarán ambos son complicados; sin embargo, el objetivo principal es que ambos puedan mantenerse estables y que la situación tenga poca repercusión en sus distintos ambientes de desarrollo diario. 

En otros casos, no es una persona la que toma la decisión de finalizar la relación, sino es una decisión de ambos miembros de una pareja, quiénes en mutuo acuerdo se inclinan por esta solución. Sin embargo, a pesar de quedar en mutuo acuerdo, también se evidencia sentimientos de malestar, soledad, negación situacional y nostalgia, debido a que se produce una desvinculación de la persona que en su momento fue importante durante una etapa de la vida.

Por ello, las principales manifestaciones son las siguientes:

Consecuencias fisiológicas. Pérdida o aumento de peso, cansancio, hipervigilancia, sequedad de boca, llanto persistente o alteraciones de sueño.

Consecuencias sociales. Pérdida de amigos en común, abandono de algún hobby que se realiza de forma conjunta, desvinculación de amigos y familiares en los casos en los que hay un fuerte sentimiento de apatía y ausencia de ganas de relacionarse con otros.

Consecuencias económicas. El nivel económico, puede verse afectado pues, en algunos casos, los gastos son comunes (alquiler de piso, gastos de suministros, comida, etc.) teniendo la persona, tras la ruptura, que hacer frente a todos los gastos de manera individual.

Manifestaciones emocionales. Tienden a aparecer sentimientos de inseguridad, de vacío, de culpa, baja autoestima, miedos, fobias, ansiedad o ira, entre otras. Sin embargo, para algunas personas, la ruptura puede ir acompañada de sensaciones de alivio y de bienestar emocional, sobre todo en relaciones dominadas por conflictos donde la permanencia significó mucho agobio y dolor.

Si te encuentras atravesando por un duelo en proceso ten en cuenta que el dolor puede ser inevitable, pero a la vez, no es eterno. Si sientes que no puedes con ello, puedes considerar buscar ayuda profesional para pasar por esta etapa con acompañamiento profesional disminuyendo la probabilidad de un sufrimiento mayor.


Psic. Ana Dextre  
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