El término «horas doradas» se refiere al tiempo transcurrido, siendo las primeras horas, después de una experiencia traumática que haya enfrentado la persona. Este primer contacto y las medidas para cuidar la salud mental pueden aminorar el daño a largo plazo, además de limitar el riesgo a desencadenar un trastorno de estrés postraumático, ansiedad severa o depresión.
Un evento como la muerte de un familiar, abusos durante la infancia o la adolescencia, un divorcio, la pérdida del empleo, estar lejos del país de origen, una enfermedad o un accidente alteran en gran medida el equilibrio físico y emocional de las personas, y como consecuencia a una errónea intervención puede desarrollarse un trauma. Estos eventos abruman y dificultan la integración de las personas a nivel emocional, cognitivo o mental. La dificultad en la integración ocasiona sensación de irrealidad, confusión para entender lo que sucede e incapacidad de darle sentido a lo que ocurre en el presente.
Frente a estos eventos, se considera que los pequeños gestos empáticos y de apoyo, acciones tan sencillas como hablar y reconfortar a la persona, mencionando frases como “no estás solo(a)” “Dime cómo puedo ayudarte”. Generalmente las personas necesitan hablar para poder calmarse, así se sienten conectados con su entorno y tener conocimiento de quiénes están a su alrededor, ya que en este periodo se suele sentir agitación y ansiedad. Estas acciones en las horas doradas, reducen el riesgo de desarrollar condiciones de múltiples afecciones que pueden permanecer por años.
Es importante el soporte familiar en estos casos, sin embargo, no siempre se puede contar con ello, si la persona se encuentra en un entorno hostil, su soporte más cercano serían sus amistades. Por ello, es inevitable pensar qué en algún momento tendremos el rol de ser el soporte de un amigo o familiar, pues todos en algún momento tenemos que enfrentar una situación difícil que genera malestar emocional, y como consecuencia pueda limitar nuestra participación continua en las actividades cotidianas.
Las siguientes sugerencias pueden ser útiles para desempeñar un adecuado rol de soporte para un familiar o amigo cercano.
- Esperar un tiempo a que la otra persona decida cuánto quiere expresarse y sobre lo que quiere dialogar. Evita hacer preguntas que puedan incomodar.
- Los períodos de silencio pueden ser positivos, frecuentemente solo al estar presente es lo más reconfortante.
- Continuamente ofrécele compañía, incluso si la rechaza al principio.
- Alentar sutilmente a estar activa (o) en la medida posible. Por ejemplo, invitale a salir a caminar o ir de compras.
- En la medida posible, si el malestar continúa, motivar a que consulte a un profesional de la salud mental.
Psic. Ana Dextre
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