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Muchas veces nos damos cuenta que se está haciendo frecuente discutir por “tonterías” por cuestiones sin sentido, cosas mínimas o como quieran llamarlo: Muchas veces en consulta  las parejas refieren que están agotadas, que a pesar de quererse no paran de discutir y esto se hace cada vez más agotador, una de las soluciones que se suelen utilizar es decir simplemente “ya no voy a decir nada”, mejor me callo y no hay problema, pues es posible que esa sea realmente la causa de las discusiones constantes.

¿Qué puede pasar si callamos?

1- No expresamos la causa del disgusto, por ello, es posible que la otra persona no sepa nunca que es lo que hace o dice que genera tanto malestar en el otro.

En una relación de pareja no podemos dejar que el otro “adivine” que es lo que sucede, por más tiempo que haya pasado, por más que se suponga que esta persona nos conoce, si realmente tiene interés, no tendrá la voluntad de dañar o generar disgusto, por lo tanto, es posible que no esté consciente de cuanto malestar está ocasionado, por ello es muy importante hablar de lo que genera el malestar.

2- No hablar de un problema sólo lo posterga, podría hacer que el malestar se exprese en disgustos constantes, desánimo o falta de motivación e interés en la relación, que posiblemente permanecerá hasta que se tenga el propósito de solucionarlo o darse cuenta que en realidad ya no tiene solución.

3- A veces las diferencias se mantienen y generan malestar cuando uno de los dos minimiza el problema, es decir, lo que para uno resulta insoportable, quizá para el otro no es un problema o lo considera exagerado, por ende, mientras no tenga claro la gravedad del asunto, no hará mucho por solucionarlo.

4- En ocasiones el silencio puede ser usado como una herramienta pasivo agresiva en la que el malestar se exprese en situaciones cotidianas como por ejemplo no querer comer en la mesa, apartarse o descalificar una película que antes veían juntos, etc.

Estrategias para resolver conflictos

(Aplicable a situaciones cotidianas)

1- Identificar el problema desde las dos partes sin minimizar ni magnificar la situación.

2- Hacer un planteamiento de solución desde cada perspectiva de la pareja.

3- La solución planteada no significa que sólo el otro tiene que hacer el cambio (inmadurez emocional)

4- Determinar que es lo que cada uno puede hacer desde su posición para solucionar

El problema.

5- Intercambiar respuestas que involucren el cambio personal de cada miembro de la pareja.

6- Hacer una nueva adaptación con los nuevos compromisos de ambos.

Pretender tener calma callando para evitar discusiones podría a la larga causar tanta infelicidad como la misma discusión en sí, la solución no es callar, si no saber cómo y cuando hablar del problema.

Si aún así los problemas persisten, búscanos para orientarte.

Lic. Sarela Quiroz
Psicóloga Psicoterapeuta.
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