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La educación de los niños sin duda es un tema de mucho interés para los padres, llega el fin de año y muchos se preocupan por ver los resultados finales, algunos que hicieron seguimiento durante el año, tendrán una idea de cómo estará el resultado final, otros quizá más ocupados, se enterarán de la buena o mala noticia muy pronto. El fin de año escolar resulta para muchos un descanso, ya sea económico ( para los padres), como emocional ( para los niños), especialmente si al final del año el resultado nos refiere que hubo compromiso académico y el menor sale aprobado en todos los cursos, algunos tuvieron que pasar muchos días de estudio, noches de desvelo, tardes de restricciones, etc. Todo porque claro está, las responsabilidades son primero, no obstante, cuando hablamos de un niño, no debemos olvidarnos que se trata de una persona en desarrollo, donde el cumplimiento de responsabilidades y aprendizajes son parte importante del desarrollo, tan importantes como las actividades lúdicas. En la vida del ser humano, siempre deben existir momentos de disfrute, momentos de satisfacción que además nos permitan encontrar una recompensa al esfuerzo realizado sea en el trabajo, la casa o el colegio.

Los niños necesitan también jugar, pero jugar de manera creativa, libre, dinámica, no solo estar sentados frente a una pantalla, pues esto se trata de simple entretenimiento más no propiamente juego. Según Vigotsky (Psicólogo destacado dentro de la psicología del desarrollo) , “el juego es la actividad guiada internamente, a partir de la cual el niño crea por sí mismo,  un escenario imaginativo en el que puede ensayar respuestas diversas a situaciones complejas, sin miedo a fracasar, actuando por encima de sus posibilidades del momento”.  Teniendo este concepto como referencia podemos deducir la importancia del juego en la vida del niño, no solo como mera diversión, sino también como una herramienta de aprendizaje por un lado y como necesidad de expresión emocional por el otro, sin contar con las herramientas sociales que es capaz de proveer al niño.

Con toda la información planteada, es importante validar la necesidad de juego en el niño y el reconocimiento  del mismo como  parte de una etapa de desarrollo, donde el interés del niño se centra en torno a jugar. Con esto no me refiero a que el niño solo debe  estar jugando, sin embargo, el niño no puede pasarse la mañana en clase, y  la tarde haciendo tareas todo el tiempo. Estamos viviendo una era donde lo académico y competitivo en este siglo, corta los momentos de juego en nuestros niños , quienes además de cumplir con las responsabilidades, tienen también, derecho a jugar, a ver televisión o jugar play (con tiempos controlados y supervisados).

Ahora que se aproxima el fin de año, quizá puedan apreciar que tanta importancia se le dio al espacio de juego, o si el niño tuvo que ingeniárselas para escaparse a jugar o inventarse juegos para pasar mejor la sobre carga de tareas. Queda claro que un equilibrio adecuado, no tendría porque traer sorpresas a fin de año.

Todos los extremos son igualmente perjudiciales, la desvinculación de responsabilidades académicas y/o domésticas, causan tanto daño, como la anulación de los espacios de juego,  que pueden afectar a su hijo cortando la espontaneidad, disminuyendo la creatividad y debilitando su confianza e iniciativa.

A continuación algunas recomendaciones que se pueden tener presente:

1- Establece horarios de actividades, así tendrás una visión más clara del equilibrio entre espacios lúdicos y responsabilidades.

2- Infórmate bien del sistema académico de la institución educativa donde pongas a tu hijo.

3- Nunca castigues a tu hijo con tareas o lecturas ya que lo indispondrás a dichas actividades.

4- Involucra a tu hijo en el cumplimiento de sus responsabilices para alcanzar sus espacios libres para juegos.

5- Limita y controla los momentos de exposición a pantallas, tu hijo necesita aperturarse, crear e interactuar en el juego, no quedarse por horas frente a un dispositivo o pc.

6- Promueve espacios de juego en familia, ya sea para salir al parque con las medidas de seguridad requeridas, o con  juguetes, juegos de mesa, etc.

7- Si tu hijo comete una falta, trata de cortar privilegios, pero no quites el espacio de juego.

8- Si la edad del niño lo permite, puedes involucrarte en el juego de tu hijo permitiendo respetuosamente que se explaye, cree y se divierta sin dirigirlo, solo cuídalo y explicando los límites. No olvides que un niño que no juega, estará siendo limitado  en su necesidad básica inherente a la etapa de infancia. Deja que tu niño juegue y permítete jugar también con él.

Lic. Sarela Quiroz
Psicóloga Psicoterapeuta
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